sábado, 21 de agosto de 2010

DIVULGACIÓN CIENTIFICA

Para la comunidad científica, el trabajo de divulgación tiene que dejar de ser algo anecdótico para convertirse en sustancial.
La divulgación científica, obviamente, no está reservada a los científicos. Todos los días vemos ejemplos de divulgación en revistas, diarios, radio o televisión realizados por excelentes periodistas que creen en el valor de la ciencia para nuestra sociedad. Sin embargo, en una sociedad en la que la ciencia influye cada vez más en nuestras vidas y se vuelve más compleja y especializada, es necesario que crezca el número de científicos divulgadores dentro de la gran familia de los divulgadores científicos. Es imprescindible que los científicos se interesen mucho más en explicar a los ciudadanos la utilidad de la investigación científica pero también la belleza que revela lo descubierto, los pros y los contras de nuestras tecnologías, pero también la apasionante aventura que supone la búsqueda del conocimiento.

La ciencia nunca ha estado abierta al público. Ni ahora, ni en los años 50, ni en la época de Newton ni en la Grecia clásica. Pero, entre otras cosas, el siglo XX ha sido testigo de un crecimiento científico y tecnológico incesante; un impresionante desarrollo que ha dado lugar a una creciente especialización y a un mayor impacto de la ciencia y la tecnología en nuestra sociedad. Y ahí está la diferencia. Nuestras vidas como individuos nunca han estado tan vertiginosamente ligadas al desarrollo de la misma tecnología que alimenta nuestro crecimiento colectivo. En esta sociedad industrializada es difícil encontrar algún aspecto de nuestra vida cotidiana que no se vea influenciado por tecnologías enraizadas en la ciencia desarrollada durante los últimos 100 años. Y esa influencia abarca desde detalles minúsculos de nuestra vida privada hasta fenómenos de escala global

Como referencia general de la labor que se ha realizado en México, así como las

Reflexiones de la comunidad mexicana, podemos citar la Antología de la Divulgación

De la Ciencia en México, coordinada por Juan Tonda, Ana María Sánchez y Nemesio

Chávez, editada por la DGDC-UNAM, de la colección Divulgación para Divulgadores.

En ella hay cuarenta y cuatro contribuciones de diferentes divulgadores mexicanos,

Desde luego no todos los que hay, pero sí muchos de ellos.

A lo largo de estos años, se ha dado un proceso profesionalización de esta labor. Este proceso llevó al establecimiento del Centro Universitario de Comunicación de la Ciencia (CUCC) de la Universidad Nacional Autónoma de México en 1980, que posteriormente se convirtió en la Dirección General de Divulgación de

La Ciencia (DGDC-UNAM), como una dependencia universitaria en la cual

Divulgadores de tiempo completo generan productos y actividades de divulgación a

Través de todos los medios y realizan estudios e investigaciones en el campo. Uno de

Los logros más importantes en esa dirección ha sido la creación de la maestría y

Doctorado en comunicación de la ciencia, como parte del posgrado de Filosofía de

La Ciencia, también en la UNAM.





Aunque muchos son los países del mundo que resaltan la necesidad de implementar puentes que conecten al saber científico con el acervo intelectual de un ciudadano, esta tarea cobra mayor importancia en un país como México en donde se calcula que existe apenas un científico por cada 8 000 habitantes. La brecha entre la comunidad científica y la sociedad, que resulta de la poca comprensión que se tiene sobre el quehacer científico, no sólo se ve reflejada en la mínima cantidad de profesionales dedicados a la ciencia, sino también se manifiesta en el desconocimiento y el desinterés por la ciencia nacional. México desarrolla importantes líneas de investigación científica y muchas de ellas brindan aplicaciones directas para el bienestar de la población. Incluso aquéllas que en un principio parecen alejadas de nuestra vida cotidiana constituyen un cuerpo de conocimientos que debería integrarse a la cultura general de la ciudadanía.



Las instituciones y sus compromisos



En nuestro país existen dos tipos de organizaciones comprometidas con la divulgación de la ciencia: las asociaciones civiles y las instituciones educativas.



La Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica Somedicyt, se fundó el 12 de diciembre de 1986. Se trata de una asociación civil de carácter primordialmente académico cuyo principal objetivo ha sido establecer vínculos entre los investigadores, la docencia, la industria y la ciudadanía en general. Agrupa a científicos y divulgadores de distintas regiones del país comprometidos con el desarrollo y puesta en práctica de proyectos encaminados a promover y difundir el conocimiento científico y tecnológico a través de distintos medios de comunicación. Actualmente está formada por 13 socios institucionales, 122 socios titulares, 10 socios regulares, todos ellos ubicados en distintos estados de la república; y dos delegaciones regionales: la delegación Puebla y la delegación Sonora. Uno de los requisitos para formar parte de la Somedicyt es ser una persona o una institución con una labor reconocida dentro de la divulgación científica y técnica en México. Es decir, los miembros no son divulgadores en formación, sino divulgadores con una trayectoria reconocida para el gremio.

1 comentario:

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